Berlín, hoy capital de Alemania, tiene sus orígenes en la Edad Media. La primera mención escrita de la ciudad aparece en 1237, año considerado como su fundación oficial. En aquel tiempo, Berlín surgió como la unión de dos asentamientos ribereños en el río Spree: Berlín y Cölln, situados en pequeñas islas y orillas estratégicas para el comercio fluvial. Durante el medioevo, la ciudad prosperó como centro mercantil gracias a su pertenencia a la Liga Hanseática, lo que fortaleció sus vínculos comerciales con el norte de Europa. La ubicación estratégica entre rutas comerciales y su condición de paso entre el este y el oeste impulsaron su crecimiento. A finales de la Edad Media, Berlín ya se consolidaba como una ciudad fortificada, con murallas, iglesias góticas y un creciente poder económico, sentando las bases de la importancia política que alcanzaría en siglos posteriores.